Los peligros del mundo digital afectan cada vez más a niños y adolescentes y dejan marcas profundas (Foto: Shutterstock).
Adultización infantil, desarrollo precoz y redes sociales: un peligro en cada pantalla
La Iglesia Adventista desarrolla proyecto que alerta sobre el uso de Internet. La acción cobra más fuerza debido a la repercusión de denuncias relacionadas al uso de redes sociales en los menores.
Las denuncias realizadas por un influenciador digital con relación al uso de redes sociales por parte de menores de edad trajeron más repercusión sobre los relatos de abuso, amenaza y ataques sufridos en el ambiente virtual. La Iglesia Adventista también se preocupa por los riesgos del mundo digital para niños, jóvenes y adultos, y por eso la campaña de este año de Basta de Silencio es sobre el tema.
Todo el contenido refleja la importancia de las precauciones con el uso de Internet. Esta edición del proyecto trae como tema central la violencia en el ambiente digital; pasa también por temas que van desde las fake news y el ciberbullying, los cuales alcanzan a innumerables personas, víctimas constantes de crímenes en internet. Así, Basta de Silencio este año aborda justamente el cuidado, la necesidad de supervisión, protección y cuidado continuo. Además de presentar los datos importantes sobre la violencia digital y las señales de alerta.
El 23 de agosto, las actividades se llevarán a cabo en ocho países de Sudamérica. Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay se unen con el objetivo de concientizar a las personas sobre los riesgos del mundo virtual y cómo protegerse de ellos. Además del día especial para la campaña, el tema se trabajará a lo largo del año, con materiales educativos, presentaciones y actividades en escuelas, iglesias y espacios públicos.
Alertas sobre un desarrollo precoz
El profesor de neurociencia y doctor en psicobiología, Adauto Junior, destaca el impacto negativo y preocupante en el desarrollo mental y físico de niños y adolescentes, principalmente ante las denuncias de adultización de menores de edad y la explotación en redes sociales.
Él explica que hay etapas importantes para un desarrollo saludable del ser humano. Cuando no se respetan y se aceleran, se anticipan “comportamientos que exigen una madurez aún no alcanzada y esto perjudica gravemente el desarrollo en los ámbitos físico, mental y social de la persona”.
“Especialmente durante la adolescencia, el desafío de la construcción de la identidad es una tarea crucial, que sufrirá daños si la mente se ve forzada a convivir con contenidos y comportamientos inapropiados para esa edad. Incluso ocurren impactos en el desarrollo hormonal de los niños, que pueden desencadenar daños a la salud física y mental para toda la vida”, resalta el especialista.
Él detalla que la explicación precoz y esos abusos están relacionados a varios problemas, como depresión, ansiedad, automutilación, suicidio, trastornos alimenticios, delincuencia, consumo de drogas, comportamiento antisocial, embarazo precoz, enfermedades de transmisión sexual, entre otros.
“Los padres son responsables de la protección de sus hijos menores. Primero, no deben permitir que los niños tengan acceso a pantallas, especialmente en la primera y segunda infancias. Luego, limitando el tiempo de uso y monitoreando de cerca lo que ven sus hijos en las redes sociales”, resalta Adauto.
Él también recuerda que existen aplicaciones de control parental que pueden ayudar en esa tarea difícil. “Pero es necesario que haya un diálogo abierto, control con límites y denuncias siempre que haya abuso”, concluye el doctor.
Un riesgo para todos
Jeanete Lima, pedagoga y coordinadora del proyecto Basta de Silencio destaca la importancia y urgencia del tema, que “se volvió parte esencial de nuestra vida, para niños y adultos”. “Las escuelas explotan, nosotros dependemos de ella para el trabajo, para nuestras relaciones, para nuestros contactos. Mucho de nuestra vida actual está en el mundo virtual, que trajo muchos beneficios, pero no es un terreno neutro”, explica.
“Trabajar este tema es alertar a las familias, cuidar de esos niños y adolescentes que son más vulnerables”, afirma Jeanete. Ella también recuerda que el proyecto Basta de Silencio, desarrollado por la Iglesia Adventista, reafirma la gran responsabilidad, como institución, de “promover la concientización, orientar y mostrar caminos para enfrentar los desafíos que surgen”.
“Hablar sobre la violencia en el mundo virtual es un acto de amor y responsabilidad, especialmente con esta generación. Queremos usar los beneficios de este mundo virtual, pero queremos hacerlo con sabiduría, límites y seguridad”, concluye la educadora.
“La violencia psicológica, incluso disfrazada de entretenimiento, ha crecido día a día y muchas víctimas sufren en silencio”, destaca Jeanete. (Foto: Ministerio de la Mujer)
Un peligro silencioso
La violencia digital ha tomado una proporción cada vez mayor, alcanzado hogares, escuelas e iglesias. De esta forma, la violencia se cobra víctimas que, muchas veces, sufren en silencio los dolores y las heridas dejados por los criminales sin rostro del otro lado de la pantalla. Ya sea con contenido inapropiado o amenazas silenciosas, la víctima se ve sin salida y con vergüenza.
O sea, en un mundo cada vez más conectado, el territorio digital se ha convertido en un ambiente complicado en vez de solo promover intercambio de información, conocimiento y entretenimiento.
Sin embargo, la edición de 2025 de Basta de Silencio incentiva diálogos urgentes sobre los peligros ocultos en el mundo virtual, además de promover un ambiente seguro para estas interacciones. La propuesta de la campaña es incentivar diálogos francos sobre esos peligros y estimular el uso consciente y seguro de la tecnología.
Basta de Silencio
El proyecto alerta sobre los peligros detrás de las pantallas (Foto: Divulgación).
Creado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Basta de Silencio es un programa educativo anual que trabaja en la prevención de diferentes formas de abuso y violencia. En cada edición, se trabaja un tema específico por medio de materiales para adultos, adolescentes y niños, distribuidos en iglesias, escuelas y comunidades.
En 2025, la elección del tema, realizada mucho antes de la reciente repercusión, muestra la relevancia y la actualidad del problema, e invita a familias, escuelas y autoridades a unir esfuerzos para hacer que el ambiente digital sea más seguro.
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